✈️ Lo que nadie te cuenta sobre mudarte al extranjero para cambiar de vida
Dejar España fue una de las decisiones más difíciles de mi vida. No porque estuviera mal. Tenía casa propia, pareja, amigos, un buen trabajo… en teoría, lo tenía todo. Pero en la práctica, vivía en automático. Las semanas se repetían una y otra vez, y aunque iba mejorando profesionalmente, sentía que me estaba estancando. Fue entonces cuando pensé: "ahora o nunca". No tenía hijos ni demasiadas ataduras, así que me lancé.
El destino: Canadá. Y para sorpresa de muchos, llegar fue bastante fácil. Existe un visado llamado Working Holiday para menores de 35 años, y te lo conceden con bastante facilidad si cumples los requisitos. Si no lo conocías y estás en ese rango de edad, échale un vistazo. ¡Es una pasada!
El mayor reto para mí fue el inglés. Siempre fui un desastre con los idiomas, y claro, defenderme en el día a día no fue sencillo. Pero Canadá me sorprendió: la gente es amable, paciente y muy abierta. Poco a poco, con errores, gestos y muchas risas, me fui haciendo entender.
Durante el primer año hice de todo: trabajé en un almacén cargando y descargando camiones (¡duro pero necesario!), corté césped en jardines ajenos, e incluso empecé a pasear perros... curioso, pero es lo que más dinero me dio. Todo esto mientras estudiaba el máster de Full Stack con Conquer Blocks. Hoy, gracias a ese esfuerzo, ya estoy desarrollando webs reales para clientes reales.
¿Me arrepiento? Para nada. Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. Me ayudó a conocerme, superarme, y desarrollar habilidades que no habría cultivado quedándome en mi zona de confort. Algún día volveré a España, pero volveré siendo otra persona. Una versión mejorada.
¿Un consejo si estás pensando en hacer lo mismo? Haz un buen plan. Ahorra, infórmate bien del país al que vas, y únete a comunidades de personas que ya están allí (Telegram o Facebook están llenos de grupos de ayuda). No improvises. El extranjero puede darte mucho, pero también exigirte más de lo que imaginas.
Tengo en mente preparar una pequeña guía con consejos específicos si piensas venirte a Canadá, especialmente a Calgary, que es donde vivo. Te puede ahorrar muchos dolores de cabeza… y bastante dinero. Pero eso, para más adelante 😉.
El impacto que ha tenido esta experiencia en mí todavía se está escribiendo. Pero si hay algo que me ha quedado claro es esto: arriesgarse siempre enseña. Aunque no todo salga perfecto, creces de formas que ni imaginas.